Lonzo Ball y los Lakers

El regreso silencioso de una cara conocida

Llevo más de una década analizando plantillas de la NBA desde estadísticas avanzadas y scouting visual. Cuando Dan Woike mencionó que los Lakers han vuelto a mirar con interés a Lonzo Ball, no solo asentí: abrí mi hoja de cálculo.

La verdad es que esto no es un rumor sin fundamento. Es reconocimiento de patrones. Los Lakers no hacen tratos por intuición: hacen tratos por roles que ya entienden.

Y Lonzo fue su base antes incluso de ser drafteado.

Que ‘viejo’ no signifique ‘fuera de lugar’

No hay que maquillarlo: en 2024-25, Lonzo promedió 7.6 puntos, 3.4 rebotes y 3.3 asistencias con un porcentaje de tiros del 36.6% y del 34.4% desde fuera. Para algunos fanáticos, eso suena a bajo rendimiento.

Pero lo que muchos pasan por alto es que está jugando fuera de su ritmo natural.

En el sistema de Utah—donde el movimiento del balón es limitado—no estaba diseñado para ser el motor. Pero pregúntale a cualquier entrenador que lo vio jugar en L.A.: su valor real está en despejar el área y defender contra las mejores armas.

¿Quieres datos? Su diferencial defensivo desde que llegó a los Jazz es +1.8 por cada 100 posesiones: uno de los mejores entre guardias suplentes.

¿El verdadero creador que les falta?

Lonzo no es Kyrie ni Tatum… pero no necesita serlo.

Brilla como creador secundario: lee defensas como piezas de ajedrez; entrega pases precisos sin necesidad de tocar el balón; ejecuta pick-and-roll con disciplina, no con ego.

La temporada pasada tuvo cinco partidos con al menos seis asistencias mientras lanzaba menos de 18 tiros: prueba clara de que puede organizar sin imponerse.

Y sí: ahora puede lanzar (especialmente tras pantallas). Ese 34.4% desde fuera no es excelente según estándares actuales… pero en contexto, es un paso adelante respecto a años anteriores cuando apenas intentaba esos tiros.